Papás y abuelos, acompañados de sus parientes, llenaron el pasado domingo el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, donde festejaron el Día del Padre con música de Los Panchos y las ocurrencias político-musicales de Jorge Saldaña.
A las seis de la tarde se apagó la luz. Entraron los que portan hoy la estafeta del famoso trío Los Panchos, y a su manera intentan clonar la voz de Alfredo Gil, Hernando Avilés y Chucho Navarro.
La primera canción transportó a la concurrencia a un pasado de romanticismo, a su modo de enamorarse, distancia de años... El requinto de Contigo provocó emoción colectiva, aplausos, ligeros apretones de manos. La mayoría de los asistentes cantó al unísono.
Pasión
Flor de azalea, tema de pasión, protección y abrigo, de corazón herido. Así comenzó el espectáculo denominado Canciones padrísimas para el Día del Padre. Entre cada interpretación, se oían solicitudes de temas. Nunca cantaron Me voy pal pueblo, por ejemplo. Los coros femeninos que acompañaban las melodías suscitaron comentarios como: Cantan como los verdaderos ángeles, pero como los ángeles de Charly.
Se escuchó la composición Cómo han pasado los años, de Rafael Ferro y Roberto Livy: Cómo han pasado los años,/ Cómo cambiaron las cosas/ Y aquí estamos lado a lado/ Como dos enamorados/ Como la primera vez
. Siguieron con Alma, corazón y vida, La hiedra y La malagueña”.
Entró el doctor José Antonio Lara, quien desde su perspectiva sicoanalítica habló sobre lo que es ser padre en México. Lanzó algunos chascarrillos en torno de la importancia que es ser papá, en su dimensión de proveedor. Diariamente se tienen que levantar temprano para seguir luchando
. Esto desde los tiempos prehispánicos.
Tocó el turno a Jorge Saldaña, quien es recordado por sus programas de televisión Nostalgia y Anatomías. Salió del país por motivos políticos y estuvo varios años en París. Se ha mantenido en contacto con el público a través de la radio, en Jalapa. En sus emisiones inclusive canta, lo cual es un decir, pues prácticamente habla, recita los temas. Se sinceró al decir que nunca estudió ni entendió de solfeo, lo cual quiere decir que la música es más que escuela, más que academia. No sólo es entender las notas
. Es sentimiento, concluyó.
De esa manera interpretó, entre otras, Perfume de gardenias, La última noche, Lágrimas negras, Capullito de alhelí, Silencio, Despedida, Preciosa, En mi viejo San Juan, Sombras, Veracruz y Quizás, quizás, quizás, entre otras. Creo que hay canciones que a veces, a veces, pasamos a lo largo de la vida y no le agarramos el sentido profundo que tienen. Como decía aquél: busca en todas las cosas un algo y un sentido oculto
. Tal fue el caso de Amor perdido.
Aún resulta atractivo para muchas de sus contemporáneas. Los piropos se escucharon desde que pisó el escenario. Agradeció la transmisión en vivo del concierto a Radio AMLO, lo cual generó gritos de la concurrencia como: ¡Es un honor estar con Obrador!
¡Viva Iztapalapa libre!
Conocedor de que las arengas políticas provocan reacciones colectivas cuando sobran motivos para la protesta, evitó lo más que pudo que el concierto se convirtiera en un mitin, pero el público le pidió parodias
, que le han dado fama, por adecuar letras a canciones famosas.
No tuvo más remedio que hacerlo y las que se oyeron aluden a hechos recientes. Entre Capullito de alhelí y una que otra en francés y de Rafael Hernández, parodió lo que a diario se oye en las noticias, de la pérdida de valores, la corrupción. Destacó 16 toneladas, en la que refiere los derechos de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos en tiempos de Obama. Aclaró que ha tenido y tiene amigos panistas y priístas. Todo en aras de la tolerancia.
Así fue el festejo del Día del Padre, según Los Panchos y Jorge Saldaña, en el Teatro de la Ciudad, lleno como pocas veces. Los viejos escucharon la parodia de Tiempo, en la versión de Saldaña, quien usó palabras que nunca empleó don Renato Leduc, porque en español no hay vocablos que rimen con tiempo.
El veracruzano se fue entre saludos y apretones de mano de sus admiradores, quienes no viven con nostalgia los tiempos idos. Si acaso, si cabe, con melancolía.